lunes, 14 de mayo de 2012

CARTA DE SANTIAGO. I. CONSEJOS VARIOS Y PRECISIONES. 1,2-18.

                    2Teneos por muy dichosos, hermanos míos, cuando os veáis asediados por pruebas de todo género, 3sabiendo que esa piedra de toque de vuestra fe engendra constancia. 4Que la constancia acabe su obra, para que seáis hombres logrados y cabales, sin deficiencia alguna. 5Y si alguno de vosotros se ve falto de acierto, pídaselo a Dios, que da sin regatear y sin humillar; él se lo dará. 6Pero tiene que pedir con fe, sin titubear lo más mínimo, pues quien titubea se parece al oleaje del mar agitado y sacudido por el viento; 7no se piense ese individuo que va a recibir nada del Señor, 8siendo un indeciso que no sigue rumbo fijo.
                   9El hermano de condición humilde esté orgulloso de su alta dignidad 10y el rico de su humilde condición, pues pasará como flor de hierba. 11Sale el sol con el bochorno y agosta la hierba, cae la flor y su bello aspecto perece; pues así se marchitará el rico en medio de sus empresas.
                  12Dichoso el hombre que resiste la prueba, porque, al salir airoso, recibirá en premio la vida que Dios ha prometido a los que lo aman.
                  13Cuando uno se ve tentado, no diga que Dios lo tienta; lo malo a Dios no lo tienta y él no tienta a nadie. 14A cada uno le viene la tentación cuando su propio deseo lo arrastra y lo seduce; 15el deseo concibe y da a luz pecado, y el pecado, cuando madura, engendra muerte.
                  16No os equivoquéis, queridos hermanos; todo buen regalo, todo don acabado viene de arriba, 17del padre de los astros, en el cual no hay fases ni períodos de sombra. 18Por propia iniciativa nos engendró con el mensaje de la verdad, para que fuéramos en cierto modo primicias de sus criaturas.

EXPLICACIÓN.

2-18.        Instrucción moral de impronta judía convencional. La prueba engendra madurez (2-4); quien se encuentre desorientado, pida a Dios con una fe sin fisuras (cf. Prov 2,6; Eclo 1,28; Sab 11,9; Mc 11,23s; Mt 7,7-11). La comparación con el mar era común en la literatura griega (2-8). Es de notar el estilo de estos párrafos; no desarrollan una línea de pensamiento, pasan de un tema a otro sin más conexión a veces que la repetición de una palabra.

                Se deduce del texto que en la comunidad del autor había ricos y pobres y que los valores del mundo penetraban en ella; se mostraba deferencia hacia los más pudientes. El autor sostiene que la riqueza no confiere superioridad; se basa en lo transitorio de los bienes materiales (9-11). Premio de la constancia (12).

               Contra el fatalismo (cf. Eclo 15,11s). La tentación no viene de Dios, toma pie en el deseo del hombre (13-15). No os equivoquéis, cf. 1 Cor 15,33; Gál 6,7. Dios creador, que no cambia, da siempre lo bueno y, en primer lugar, el evangelio, que constituye a la comunidad cristiana en anticipo y prenda de la salvación universal (16-18).

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