martes, 15 de mayo de 2012

CARTA DE SANTIAGO. V. AVISOS VARIOS. 5,7-20.

                  7Tened paciencia, hermanos, hasta que venga el Señor; mirad cómo el labrador aguarda la valiosa cosecha de la tierra esperando con paciencia a que reciba la lluvia temprana y la tardía (Dt 11,14). 8No perdáis la paciencia tampoco vosotros, reforzad el ánimo, que la venida del Señor está cerca.
                  9Hermanos: nos quejéis unos contra otros, para que no os den sentencia; mirad que el juez está a la puerta.
                  10Hermanos, en el sufrir y en la paciencia tomad por modelo a los profetas que hablaron en nombre del Señor. 11Llamamos dichosos a los que tuvieron aguante. Habéis oído hablar del aguante de Job y ya veis el final que le dio el Señor, porque el Señor es compasivo y misericordioso (Job 42,10-17; Sal 103,8).
                 12Sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ninguna otra cosa; vuestro sí sea un sí y vuestro no un no, para no exponeros a un juicio.
                 13¿Sufre alguno de vosotros? Que rece. ¿Está uno de buen humor? Que cante. 14¿Hay alguno enfermo? Llame a los responsables de la comunidad, que recen por él y lo unjan con aceite invocando al Señor. 15La oración hecha con fe dará la salud al enfermo y el Señor hará que se levante; si, además, tiene pecados, se le perdonarán.
                16Por tanto, confesaos los pecados unos a otros y rezad unos por otros, para que os curéis. Mucho puede la oración intensa del justo: 17Elías era un hombre débil como nosotros, y cuando oró insistentemente para que no lloviera, no cayó una gota en tres años y medio; 18oró de nuevo, y el cielo dio su lluvia y la tierra produjo su fruto.
                19Hermanos míos, si alguno se desvía de la verdad y otro lo endereza, 20tened presente que quien endereza a un pecador de su extravío se salvará él mismo de la muerte y sepultará un sinfín de pecados.

EXPLICACIÓN.

7-20.       Aguardad con paciencia la llegada del Señor, que inaugura la nueva edad (7-8). Mantener un ambiente de aceptación mutua (9). Ejemplo de paciencia en la adversidad fueron los profetas y, en particular, Job. Aunque no aparece en el AT que muchos profetas acabaran de muerte violenta, era persuasión común en el judaísmo (cf. Mt 23,30) (10-11). Dos alusiones al AT: llamamos dichosos, etc., cf. Dn 12,12; el Señor es compasivo y misericordioso, concepto frecuente, cf., por ej.  Sal 103,8 (10-11).


                Sinceridad; las palabras del autor recuerdan las de Jesús en Mt 5,33-37 (12). Visitar a los enfermos y rezar por ellos era práctica alabada por los judíos; éstos creían además que toda enfermedad era consecuencia del pecado; la comunidad del autor muestra tener una visión parecida; se espera la curación carismática por la oración de los responsables (gr. presbyteroi, cf. 1 Tm 5,17); la curación mostraría que los pecados causantes de la enfermedad estaban perdonados; el aceite era medicina común del tiempo (13-15). Reconocer los pecados era, por tanto, condición indispensable para ser curado; confianza en la eficacia de la oración. Ejemplo de Elías (cf. 1 Re 17-18) (16-18). No abandonar al hermano que yerra (cf. Prov 10,12).

CARTA DE SANTIAGO. EXPLOTADORES. 5,1-6.

5              1Vamos ahora con los ricos: llorad a gritos por las desgracias que se os vienen encima. 2Vuestra riqueza se ha podrido, vuestros trajes se han apolillado, 3vuestro oro y vuestra plata se han oxidado, su roña será testigo en contra vuestra y se comerá vuestras carnes como fuego; atesorasteis... para los últimos días. 4Mirad, el jornal de los braceros que segaron vuestros campos, defraudado por vosotros, está clamando, y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos. 5Con lujo vivisteis en la tierra y os disteis la gran vida, cebando vuestros apetitos... para el día de la matanza. 6Condenasteis y asesinasteis al inocente: ¿no se os va a enfrentar Dios?

EXPLICACIÓN.

1-5.          Ejemplo de injusticia: el rico explotador. La riqueza es precaria y pasajera (cf. Mt 6,19s). La injusticia contra el obrero indefenso, condenada insistentemente por el AT, reclama castigo. Los últimos días -los de la matanza- ya han llegado. En el v.6, el sujeto Dios se deduce del texto citado en 4,6. En este pasaje, el autor habla más en todo de profeta que de moralista.

CARTA DE SANTIAGO. COMERCIANTES. HOMBRES DE NEGOCIOS. 4,13-17.

                     13Vamos ahora con los que dicen: "Hoy mismo o mañana salimos para tal o cual ciudad, nos pasamos allí un año negociando, y ¡a ganar dinero!". 14Y eso sin tener idea de lo que va a ser de vosotros mañana. Vuestra vida, ¿qué es? Una niebla que se ve un rato y luego se desvanece. 15Lo que deberíais decir es esto: "Si el Señor quiere y nos da vida, haremos esto y lo otro". 16En lugar de eso hacéis gala de vuestras bravatas, y toda jactancia de ese estilo es mala. 17En resumen, el que sabe cómo portarse bien y no lo hace, está en pecado.

EXPLICACIÓN.

13-17.       Ejemplo del espíritu del mundo: hablar y planear como si Dios no existiera, con afán inmoderado de dinero. La frase si el Señor quiere no era frecuente entre los judíos, pero lo era (ésta u otras similares) entre los paganos. El autor espera que los creyentes aprendan de ellos esta lección (cf. 1,1: la emigración).

lunes, 14 de mayo de 2012

CARTA DE SANTIAGO. LA MALA LENGUA. 4,11-12.

                 11Dejad de denigraros unos a otros. Quien denigra a su hermano o juzga a su hermano, denigra a la Ley y juzga a la Ley; y, si juzgas a la Ley, ya no la estás cumpliendo, eres su juez. 12Uno solo es legislador: el que puede salvar y destruir. ¿Quién eres tú para juzgar al prójimo?

EXPLICACIÓN.

11-12.       Ejemplo de agresividad y presunción: la mala lengua, que se pone por encima de la ley del amor fraterno.

CARTA DE SANTIAGO. IV. AMBICIÓN E INJUSTICIA. 4,1-10.

4             1¿De dónde esas guerras y de dónde esas luchas entre vosotros? ¿No será precisamente de esos apetitos agresivos que lleváis en el cuerpo? 2Deseáis y no obtenéis, sentís envidia y despecho y no conseguís nada; 3lucháis y os hacéis la guerra, y no obtenéis, porque no pedís; o si pedís, no recibís, porque pedís mal, para satisfacer vuestros apetitos.
                   4Idólatras, ¿no sabéis que la amistad con el mundo es hostilidad contra Dios? Por tanto, quien decide ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios.
                   5¿No os parece que por algo dice aquel texto de la Escritura: "Desea con envidia el espíritu que él metió en nosotros, pero la gracia que concede es mayor"? 6Por eso dice: "Dios se enfrenta con los arrogantes, pero concede gracia a los humildes" (Prov 3,34 LXX).
                   7Por consiguiente, someteos a Dios; resistid al diablo y os huirá. 8Acercaos a Dios y él se os acercará: lavaos las manos, pecadores; purificaos el corazón, indecisos. ¡Empezad el lamento, el duelo y el llanto! 9¡Conviértase vuestra risa en duelo y vuestra alegría en consternación! 10Humillaos ante el Señor y él os levantará.

EXPLICACIÓN.

1-10.         Era un lugar común de la filosofía del tiempo que los conflictos y luchas tienen su origen en la agresividad de los apetitos corporales. Es inútil la oración que procede de motivaciones inaceptables. El ansia de satisfacer los propios apetitos corrompe incluso la oración (1-3).

                  Infieles, lit. "adúlteras", según la tradicional imagen profética para la idolatría. Los que se acomodan a los valores de la sociedad injusta reniegan de Dios (cf. Mt 6,24) (4).

                  Otra explicación del origen de los conflictos: el espíritu del hombre, aunque dado por Dios, se corrompe; sin embargo, en el creyente hay un nuevo factor, la gracia o favor divino, capaz de vencer la mala inclinación; de ahí la cita de Prov 3,34 (LXX) (5-6) y, por asociación de palabras, la exhortación a la sumisión a Dios. Hay que tomar partido por Dios en contra del mundo (7).

                 Describe la conversión en términos litúrgicos tomados del AT: acercarse a Dios, purificarse de las malas acciones y de la falta de compromiso (8), tiempo de luto penitencial (9), para postrarse finalmente ante Dios, que levantar, perdonando al que se arrepiente (10).

CARTA DE SANTIAGO. III. EL MAESTRO Y EL VERDADERO SABER. 3,1-18.

             1No os metáis tantos a maestros, hermanos míos; sabéis bien que nuestro juicio será muy severo, 2pues todos fallamos muchas veces. Quien no falla cuando habla es un hombre logrado, capaz de marcar el rumbo también al cuerpo entero.
                   3Mirad, a los caballos les metemos el freno en la boca para que ellos nos obedezcan a nosotros, y dirigimos todo su cuerpo. 4Y ahí tenéis los barcos: tan grandes como son y con vientos tan recios que los empujan, se dirigen con un timón pequeñísimo a donde al piloto le da por llevarlos.
                   5Pues lo mismo la lengua: pequeña como órgano, alardea de grandes cosas. Ahí tenéis, un fuego de nada incendia un bosque enorme. 6También la lengua es fuego (ese mundo de la maldad). La lengua, siendo uno de nuestros órganos, contamina, sin embargo, al cuerpo entero: inflama el curso de la existencia, inflamada ella misma por el infierno.
                   7Porque fieras y pájaros, reptiles y bestias marinas de toda especie se pueden subyugar y han sido subyugados por la especie humana; 8pero lo que es esa lengua, bicho turbulento, cargado de veneno mortal, no hay hombre capaz de subyugarla.
                   9Con ella bendecimos al que es Señor y Padre y con ella maldecimos a los hombres, creados a semejanza de Dios. 10De la misma boca sale bendición y maldición. Eso no puede ser, hermanos míos; 11¿es que una fuente echa por el miso caño agua y dulce y salobre? 12Hermanos míos, ¿puede dar aceitunas la higuera o higos la vid? Ni tampoco un manantial salino puede dar agua dulce. 13A ver, ¿quién de vosotros es sabio y docto? Pues demuestre con su buena conducta que obra como sabio, sin violencia. 14Pero si inferiormente os amarga el despecho y sois partidistas, dejad de presumir y engañar a costa de la verdad. 15No es ése el saber que baja de lo alto; ése es terrestre, irracional, maléfico; 16y donde hay despecho y partidismo hay turbulencia y toda clase de malas faenas. 17En cambio, el saber que baja de lo alto es, ante todo, límpido y luego apacible, comprensivo y abierto, rebosa buen corazón y buenos frutos, no hace discriminaciones ni es fingido. 18Y la cosecha de honradez, coon paz la van sembrando los que trabajan por la paz.

EXPLICACIÓN.

1-18.       En la comunidad del autor, como en la sinagoga, los maestros eran figuras importantes y respetadas. Nada tiene de extraño que muchos aspirasen a ese cargo. Pero éste impone una grave responsabilidad y exige ante todo gran dominio de la lengua (1-2). Comparaciones clásicas para ilustrar el poder de la lengua: el freno del caballo, el timón de la nave (3-4).

               La tercera comparación es la más apropiada, por sus efectos negativos: la chispa del fuego (5-6). Reproche por el mal uso de la lengua (7-12).

              Para ser maestro no basta la ciencia, el saber se muestra en la conducta (13). El falso saber, que se queda en teoría y no modela el comportamiento, lleva a la soberbia y a la rivalidad (14-16). El verdadero saber es pacífico, se traduce en las obras y es sincero; su fruto es la paz (17-18).